martes, 23 de febrero de 2016

ADICTA


ADICTA
 
La gente hambrienta hace malas compras.



¿Sabés que hice durante todo este tiempo?
 
Meterme en la nariz
 
la saliva de tus besos,
 
inyectarme tu semen
 
y bailar, bailar, bailar,
 
-con los ojos como platos injertados en la nada-
 
como la estúpida muñequita
 
de una caja de música
 
a la que le dieron demasiada cuerda.
 
Bailar para no ver la angustia,
 
ni el vacío,
 
ni la cinta velada de mi alma tiesa.
 
Suplicarte que me hieras
 
-a vos, que decías que ibas a comerte mi dolor-
 
para que las lesiones nuevas
 
disimulen las antiguas llagas,
 
las que tienen mil años y sangran
 
porque no supe restañarlas a tiempo.

 


Tanta cuchillería
 
en la punta de la lengua,

tantas píldoras tragadas como golosinas letales,
 
tanto amorodioverdadmentira,
 
tanto crimen impune,
 
para morir y no morir,
 
para morir de a poco en el espanto del vómito,
 
para morirme menos
 
o más,
 
no sé.

 
 
No debiste creerme cuando dije que te amaba:
 
fuiste sólo una sustancia más,
 
un atajo en el torpe camino
 
hacia mi anhelado no ser.



  
Cold Turkey, cantaba Lennon.
 
Siempre pensé que vos sabías más de eso que yo.
 
Pero acá estoy,
 
cenándome mi propio pavo frío,
 
en medio de una orgía de náuseas y temblores,
 
abrazándome a un espejo que me muestra
 
a la mujer que soy
 

después de tus embates.

Una adicta en recuperación.

  

Para siempre.



Arte: "No coco here", Philippe Shangti


2 comentarios:

  1. Terrible el poema, sacude hasta lo más hondo, la poeta se introduce en el abismo y nos deja tambaleando. Felicitaciones, Raquel. Tu sensibilidad, ponerse en el lugar del otro y tu lenguaje es maravilloso. Gran beso.
    MARITA RAGOZZA

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