lunes, 15 de junio de 2009

ESPEJO, PORTAL


ESPEJO, PORTAL 



Tu carne es un espejo. 

Y es un portal, como todos los espejos. 

En la lucidez rolliza de tu lengua 

veo mi sed, 

veo el nudo que amarra el olor a Dios 

para que el beso huela a paraíso. 

Cruzo tu boca 

-portal, puerta, pórtico- 

y me destiño en  tu saliva 

hasta alcanzar la transparencia que me aleja 

de las leyes terrenas. 



Verme en tu carne es asomarme 

a las ventanas del cuerpo 

-en el vidrio que templan tus silencios 

resbalo como una rosa 

con sandalias gastadas-. 

Cruzar tu carne es salir de mí, 

del espiral donde mi piel nunca empieza

y nunca concluye.



Espejo, portal, 

en tu carne 

jamás se divorcian los amantes.

Amor cotidiano, 

habitual, 

edificio de pechos afables, 

enorme, 

inagotable, 

sobreviviente 

en un país de llanto devorado. 



La magia persevera 

 en las manos recíprocas,

en las almohadas jamás oxidadas 

que se abrazan en la noche, 

en el látigo endulzado de mis piernas. 




Arte:  "A woman with a mirror",  Sukiasian Grant



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