miércoles, 31 de marzo de 2010

LA LILA EN EL POEMA


LA LILA EN EL POEMA 


La lila en el jardín

apabullada por la presencia de otras flores

no alcanzará jamás la serena belleza

que alcanza en el poema.

La belleza de la flor imaginada

deshojándose en el portal de la noche

como una mujer que se despoja

de todas las palabras.

La lila desnuda.



Arte: "La flor lila", Gabriel Bonmati

Del poemario "Revelaciones", Ediciones Raíz Alternativa, 2007


domingo, 28 de marzo de 2010

ENIGMAS DE LOS MUERTOS


ENIGMAS DE LOS MUERTOS


El rostro del ausente vigilaba

desde los espejos

a la veleidosa niña de viento.

La niña danzaba sola

en un campo de amapolas ebrias

y la noche susurraba entre las flores

sus secretos más terribles.

El ausente llamó a la niña en vano

y al no obtener respuesta

cargó en su espalda de neblina

aquellos enigmas oscuros

que hilaron los muertos

y se perdió para siempre

en los sórdidos corredores del olvido.




Arte: “Penumbra”, Stella Im Hultberg

Del poemario "Revelaciones", Ediciones Raíz Alternativa, 2007 

sábado, 27 de marzo de 2010

EMILY


EMILY

A Emily Dickinson 

“Es la esperanza ese ser con plumas
que se posa en el alma”
Emily Dickinson 



La nieve llegaba puntualmente 

mientras la rosa  inexpugnable de sus pies 

iba y venía por todos los huertos. 

Ella sabía 

que la esperanza era ese ser con plumas 

que tiritaba en el fondo de una caja 

saciada de miserias. 

Copioso pájaro de luz 

que moderó sus días 

hambrientos de rocío, 

su irrevocable destino de virtud, 

su platónico amor festoneado de lilas, 

su prematuro otoño, 

y que nunca, 

ni  en tiempos de derrota, 

le pidió una migaja.



  
Arte: "Emily Dickinson", Huang Xiang y William Rock

Del poemario "Cierta condición nocturna", GPU Ediciones, 2013 


jueves, 25 de marzo de 2010

CRECER


CRECER 

“Nos tocaba crecer y crecimos,
vaya si crecimos…”
Joaquín Sabina 



Muchas veces me engaño 

pensando que soy la misma de ayer, 

la misma que caía rendida en tus brazos 

después de una dulce sesión de gimnasia amorosa. 

Pero no. 

No soy la misma, 

aunque siga escuchando a “Los Beatles”, 

y leyendo a Alejandra 

y coleccionando brujitas de cerámica. 

Había llegado a los cuarenta con la cabeza llena de pájaros 

y un puñado de certezas que se deshicieron al tocarlas 

como sucios papeles abatidas por los años. 

Había comprado verdades 

y vendido mentiras

y le tenía terror a algunas palabras. 

Creía en los ángeles, 

en la vida después de la muerte, 

en la exactitud de los relojes 

y en el amor. 

El amor. 

Qué preciosa estafa para obnubilar a las cabezas llenas de pájaros. 



Me tocaba crecer 

y crecí. 

Crecí cuando me dijiste “Chau” 

y me quedé al lado del teléfono, 

esperando una llamada que no llegó nunca. 

Crecí cuando se deshizo la ingrávida burbuja 

en la que flotaba repitiendo tu nombre, 

como un mantra 

o como un Padrenuestro. 

Y me convertí en la que soy ahora. 

La que ya no le tiene terror a algunas palabras 

y no dudaría en pedir que la desconectaran del respirador 

si estuviera inmovilizada en una cama. 

La que piensa que las palomas son ratas con alas, 

y los ángeles son ficciones con alas. 

La que sabe que los relojes son tan inexactos como el tiempo: 

una noche de dolor dura más que mil y una noches de gozo. 

La que concibe a la muerte como un final irrefutable 

y dejó de ir a misa y rogarle a los santitos: 

“Por favor que vuelva, por favor que vuelva”. 

La que sólo acepta la existencia del amor en los versos de Neruda 

porque todos los besos le saben a vinagre. 



Me tocaba crecer y crecí. 

No más palomas de la paz, 

ni ángeles de la guarda, 

ni libros de Brian Weiss. 

No más hostias consagradas, 

ni almas gemelas,

ni amores que nunca mueren. 

No más relojes para medir el tiempo eterno que me separa de tus ojos, 

de tus manos curtidas, 

de tu piel, 

de tu vida. 



Me tocaba crecer 

y crecí. 

La juventud es un defecto que se corrige con los años, dicen algunos. 

La esperanza también.




Arte: "Nevermore", Christian Schloe



domingo, 21 de marzo de 2010

INSECTO


INSECTO


Sé que van a crecerme alas perversas,

ojos desmesurados,

antenas que rastrearán el miedo

y que me estrellaré contra focos y cristales

en una muerte infinitamente repetida,

en una muerte impávida.



Arte: David Ho   

Del poemario "Revelaciones", Ediciones Raíz Alternativa, 2007 


miércoles, 17 de marzo de 2010

HOA HAKANANAI’A, EL AMIGO ROBADO


HOA HAKANANAI’A, EL AMIGO ROBADO

En el espeso celaje londinense
el amigo robado
yergue
su monumentalidad desarraigada,
exhibe
su espalda de basalto sorprendido:
pájaros encorvados,
hombres decúbitos sacralizando alas.
Ninguna aurora británica
hace justicia
a la Oceanía perdida.
En la bruma foránea
el amigo robado
concibe
el llanto obstinado de la piedra.

*Se exhibe en la actualidad en el Museo Británico. 

Fotografía: Moai Hoa Hakananaiʻa

 

Del poemario "Ojos que miran al cielo", Ediciones Amaru, 2007



domingo, 14 de marzo de 2010

PÁJARO MISTERIO


PÁJARO MISTERIO



Come

de la carne trepidante de Oceanía.

Bebe

de la lágrima amarga de la piedra,

de sus fermentos secretos.

Se derrama

en la opacidad del volcán,

allí,

donde los hombres de antaño esculpen

la tribalidad del canto,

el claroscuro de las voces muertas.

Vuela,

encorvado,

alrededor de su mítico graznido

como el vestigio de un ángel deforme,

ocupante

de realidades que no me pertenecen;

atravesado

por todas mis preguntas.




Fotografía: Tangata Manu, Rapa Nui 

 

miércoles, 10 de marzo de 2010

CEMENTERIO DE ANDINISTAS


CEMENTERIO DE ANDINISTAS



La lluvia cala

su lenguaje áspero.

 No hay chiquillos,

 no hay viejos.

Fluye el cementerio,

escurre un ángel

de la boca reseca.

Aquel  beso infundado.

¿Y las cruces?

¿Y la nieve?



 Las voces,

son distintas,

distantes.

Y ese puerto sin causa,

ese olor a naufragio.

En el aire.

La evidencia del vértice.

¿Y el cóndor?

¿Y la noche?


  
Los muertos.

Los que fueron chiquillos

y nunca serán  viejos.

Cosidos de silencio.

Ejerciendo

la eternidad perfecta.

  

Los muertos,

desiguales,

idénticos.

Cuarteados de escaseces.

Ejerciendo

su tajada  feroz de paraíso.



No pregunten.



 Ellos escalan.



Fotografías: Cementerio de Andinistas, Mendoza, Argentina


“Cementerio de Andinistas”: En 1928, el oficial británico Basil Mordem tuvo la osadía de intentar hacer cumbre en el Aconcagua en pleno invierno. El hombre enfrentó la montaña en julio, solo y sin mayores protecciones. Pero para él la entrada por la ruta norte fue sólo un camino de ida. Su cuerpo congelado fue rescatado el al verano siguiente. Nadie lo reclamó y por se decidió sepultarlo en el que hasta entonces era el cementerio ferroviario de Puente del Inca. Mordem fue así el primer montañista inhumado en la alta montaña. Hoy este sitio ya es parte de las tradiciones del Aconcagua y se lo conoce como el “Cementerio de los andinistas”. Allí tienen su descanso eterno muchas de las víctimas que se ha cobrado el “Coloso de América”.
El “Cementerio de Andinistas” es un pequeño predio ubicado sobre el costado sur de la ruta que une a Mendoza con Santiago de Chile, a una distancia de 1500 mts de Puente del Inca y a 6 kilómetros de Penitentes.
Una blanca cruz cristiana en un pequeño montículo domina este lugar en medio de un valle que en invierno se cubre con un manto de aproximadamente 2 metros de nieve. Allí, los escaladores rinden un silencioso homenaje a quienes entregaron su vida intentando alcanzar la cumbre más alta de América y ruegan desde este pacífico lugar que “la buena estrella de Güssfeld los ilumine” en el tentativa de llegar a la cima.
Entre las placas de conocidos aventureros como Bernardo Razquin, Nicolás Plantamura y Adriana Bance (primera mujer que hizo cumbre), hay otras de viejos trabajadores del tren. Una cantidad no precisada de tumbas sin nombre le dan al lugar su cuota de misterio.
Hay, además, placas homenajeando a amantes de la montaña que que no fueron sepultados en el cementerio.


lunes, 8 de marzo de 2010

NOTA DE CLAUDIA VÁZQUEZ PARA "EL SOLIDARIO DE AVELLANEDA"


Lunes, 1 de marzo de 2010

CULTURA

Por Claudia Vázquez

Si de cultura se trata, creo que es hora de replantearnos una cultura para la vida. Cuando hablo de cultura para la vida, hablo de recuperar los valores que se fueron perdiendo en una sociedad que pareciera estar atada solo a las vanidades del mundo. Todo acto creativo nace de la necesidad que tiene el hombre de expresarse, de trascenderse. La cultura de un pueblo siempre es reflejo de lo que le pasa a su gente. Creo que necesitamos una industria cultural que sea tomada en serio, con una ley de mecenazgo verdadera y no solo de conveniencia para algunos pocos y para todo el país, no solo para la ciudad autónoma de Buenos Aires, lo mismo con la ley del libro que sea para “todos”, pero este es un tema que llevaría largas paginas para analizar. Volviendo al principio creo que la cultura de hoy debe recuperar esos valores eternos y por lo tanto actuales, para el escritor ruso Dostoievski: “La Verdad puede alcanzarse a través de la belleza, la cual se realiza en una visión creativa de la vida, basada en el bien, de lo contrario quedaría invalidado lo bello y lo verdadero”
Creo que es hora de recuperar la Verdad y la Belleza. El artista es creador de lo que crea, expresa sus sentimientos, su visión de la vida a través de su obra, el artista ve mas allá de las cosas. En nuestra ciudad hubo y hay grandes artistas que deben ser revindicados. Hoy queremos compartir la belleza en la palabra de una poeta de nuestra ciudad, mas precisamente de Villa Dominico, Raquel Fernández que en su vida poética a obtenido por su obra una cantidad de premios innumerables tanto nacionales como internacionales, ha publicado “Ojos que miran al cielo”, Editorial Amaru, (2007)-“Revelaciones”, Ediciones Raíz Alternativa (2007) y a participado de varias antologías, también ha coordinado talleres literarios y ha conducido programas radiales. En la poesía de Raquel Fernández encontramos el decir de la poesía en la voz misma de la poesía, el poema es un universo de revelaciones donde cada palabra aborda la profundidad de su decir. Contemplemos la belleza en la poesía de Raquel Fernández.
 
HECHO DE LUZ


Multiplicada en mí


la boca


es un hecho de luz.


El beso rememora


el verde habitual de los parques.


Un pájaro se confunde


con el viento


(desplaza el horizonte).




Entusiasta del cielo


el hombre


(sin grandes ceremonias)


me toma y me devora.



La boca relumbra.






miércoles, 3 de marzo de 2010

KO KONA HE ROA, MOAI GRABADO

KO KONA HE ROA, MOAI GRABADO  

Granítica,
la piel del ídolo enclavado
en el cerro fragante fue la página en blanco
 que retrató
 el asombro original del artesano.
El navío avistado 
se hizo carne
en la pétrea figura:
tres mástiles de estirpe fascinada,
la luz y su juego de abalorios,
el extranjero errante y la tortuga
         (lo familiar en el paisaje extraño).       


Fotografía: Moai Kona He Roa

Del poemario "Ojos que miran al cielo", Ediciones Amaru, 2007