miércoles, 29 de enero de 2014

VOS



VOS


Príncipe de las mareas,
mal que dura cien años,
lágrima viva,
cántaro que va a la fuente,
lluvia de noviembre,
pájaro que comió,
aguja en un pajar,
consuelo de tontos,
una de cal,
una de arena,
agua que no he de beber,
río revuelto,
pequeña serenata nocturna,
hombre precavido,
suerte de la fea,
carta echada,
escalera al cielo,
autopista al infierno,
vísperas de nada,

pecado con nombre,
todo lo que reluce,
malo conocido,
perro ladrador,
gato con guantes,
hábito que no hace al monje,
zorro que pierde el pelo,
sueño de una noche de verano,
humo sobre el agua,
rey muerto,
rey puesto,
regreso sin gloria,
yerro de amor,
alma de diamante,
cantar de los cantares,
última palabra.


 Arte: "Stranger", Slava Fokk
 
 

lunes, 27 de enero de 2014

OTRO POEMA DE AMOR


OTRO POEMA DE AMOR

Nada más infructuoso
que otro poema de amor
concebido
a la sombra innumerable de tus manos,
subiendo por tus dedos
hasta la ráfaga violenta de tu boca.
Nada más excesivo
que otro puñal de letras abogando
por la danza celeste de tus huesos
y por tus pulsaciones
de piélago imperioso.
No me hacen falta
más metáforas redondas y sonoras
como negras marimbas,
ni más bodegas de uvas indivisas
mojándome la lengua,
para aguzar con tinta
tu estatura de trigo,
y mecer en mi voz
tu presencia de cielo embanderado.

Y sin embargo escribo.

Escribo,
con un sol omnisciente
entre las piernas,
enhebrando un rosario de palabras.
Escribo,
con tu piel encajada en mi cintura,
con tu proa salvaje y libertaria
penetrando mis mares.
Escribo,
sabiendo que es inútil que lo intente,
que no hallaré jamás ese vocablo
que corone
el poema perfecto,
que moriré en la espuma del silencio
y no habrá calendario
que me retorne al hoy intransferible
donde amaso el poema.

Y sin embargo escribo.

Escribo,
simplemente,
para decir te amo.




1º Premio Poesía Medalla de oro Certamen Nacional de Poesía y Cuento Breve 2013 “Poeta Miriam Belén Curletti", SADE Filial Sáenz Peña, Sáenz Peña, Chaco (2013)


sábado, 25 de enero de 2014

ASUNTOS DE FAMILIA


ASUNTOS DE FAMILIA


Papá tuvo el mal gusto de morirse
con todos los papeles patas para arriba:
algunos billetes debajo del colchón
y muchos billetes volando de mano en mano
como pájaros de viento
(y esas manos que se cerraron
y atraparon los billetes/pájaros:
para eso están los amigos,
para llorar en los velorios y no honrar las deudas).


El abuelo tuvo el mal gusto de seguir fumando en pipa
mientras a nosotros nos empapaba
la lluvia del miedo.
Pero ése no fue el peor de sus malos gustos:
también salió a cazar billetes ajenos
(y ese colchón que no servía
para detener la hemorragia de pájaros,
y nosotros que no teníamos vacaciones).
Un televisor color para el Mundial ‘78
le lavó un poco la conciencia.
A nosotros nos dio lo mismo
porque no nos interesaba el fútbol.


La abuela tuvo el mal gusto de llorar, llorar y llorar
y no percatarse jamás
de que nosotros también estábamos llorando.
Dejamos de ser los hijos de su hijo
y nos convertimos en pequeños abortos de dolor,
embriones tristes atrapados en frascos de cristal
a los que no había que mirar nunca
(y nosotros que no teníamos zapatillas,
y ese televisor color que no servía para nada
porque los dibujitos eran en blanco y negro).


La tía tuvo el mal gusto de gritar y desmayarse
porque se había muerto su hermano,
y de volver en sí para decirnos
si no viven  acá
no van a tener más ropa nueva,
no van a tener más juguetes nuevos,
olvídense de los cumpleaños,
olvídense de Santa Teresita,
van a ser putas como su mamá
(y nosotras que no sabíamos qué era ser putas
y mi hermanito que no sabía nada
porque tenía cinco años).


El tío tuvo el mal gusto de secundar al abuelo alegremente
en la cacería de billetes ajenos.
Después se hizo un chalet con techo de tejas
y dos baños,
y siguiendo la línea del mal gusto
plantó una perdiz embalsamada
en la habitación principal de la casa
(y nosotros que sentíamos pena por la perdiz
y nos daba impresión,
y ellos que no la vayan a tocar,
y nosotros que no la tocamos ni locos).


Mamá tuvo el mal gusto de elegir
a la peor familia política del mundo.
Pero cuando se lo reprochamos nos dice que no.
Que ella no los eligió.
Que ella eligió a papá.
El que tuvo el mal gusto de morirse
con todos los papeles patas para arriba.  







jueves, 23 de enero de 2014

EL PATIO DE LA INFANCIA


EL PATIO DE LA INFANCIA



 I

Legible en el espejo del alba,
vivaz como un nudo encantador
de peces de acuario,
vestida con las alas imprescindibles
de los ángeles y los sueños,
una puerta se abre
para cantar
la aventura de las cosas primeras.



II
Sobre las baldosas  de un patio
azul de jacarandás
el encaje de la infancia
despliega sus guirnaldas festivas.
Las manos recíprocas iluminan
un gesto de ronda.


III

Pupilas de fieltro,
palabras de algodón,
sonrisa repartida en almidones
(multiplicada en guardapolvos blancos).
Las bocas inocentes son el coto de caza
de  sutiles mariposas
hambrientas de rocío.



IV

Los paisajes habituales se iluminan
bajo la tela estampada del cielo.
Lo evocado se dulcifica
con un rojo golpe de geranios.
La niñez santifica la memoria,
el capricho de los azulejos mal dispuestos,
el rubor de las macetas que trafican primavera.





Pucheros de barro,
rayuelas trazadas con sudor y saliva,
valses pronunciados
en el piano de cola del viento.
Quizás un destello de adolescencia anticipada
sugiriendo
la primeritud del beso.



VI

El canto irisa las gargantas del ayer
con un espasmo de flamencos rosados.
Todo vuelve a ser
en el límite preciso de una golondrina:
la diligencia amorosa de los lápices,
la sonora puntualidad de la risa,
las mejillas exquisitas como un jardín de rosas
en el ojo de una cerradura.



VII

Una puerta se abre
como una flor inmensa
y el recuerdo se posa,
definitivo,
sobre la rama más alta del fuego.



VIII

La miel de los campanarios multiplica
la cicatriz de la infancia:
un zurcido de sol,
un collar de caleidoscopios,
el blando macramé de las constelaciones.



Arte: Graciela Rodo Boulanger

1º Mención Poesía “Certamen Literario Abrir la puerta para ir a jugar: el patio de la infancia”, Escuela Nº 365 Domingo Faustino Sarmiento, San Carlos Centro, Santa Fe (2013)

3º Mención Poesía Concurso Literario Gente de Letras 2013, Gente de Letras, Ciudad de Bs. As. (2013)
  

martes, 21 de enero de 2014

FLORES DE SAPO


FLORES DE SAPO
A Daniel


¿Te acordás cómo eran?
Blancas. Con forma de estrella.
Crecían en los terrenos baldíos
y en el luto de los jardines descuidados.
Una prueba irrebatible de verano.
Flores de sapo. 


Entonces la vida sucedía
en la infinitud de enero,
en su garganta de pasto y mariposas,
en sus mentiras azules:
vos y yo girando con los ojos cerrados
para marearnos y gritar “¡Se cae el mundo, se cae, se cae!”
y ese sol que nunca volvió a ser el mismo
desde que la sangre me visitó en sueños.


Eran blancas, sí,
con forma de estrella.
No demasiado grandes
pero mucho más grandes que los infames bichos colorados.
A las otras chicas les daban miedo
(si hay una flor de sapo hay un sapo cerca, seguro, seguro).
A mí me gustaban.


Entonces la vida tenía el asombro

de las cosas que todavía no empiezan,
faltaban muchos años para que yo me cruzara
con el primer hombre que juré irreemplazable
y reemplacé con feroz alegría,
y muchos más  todavía para que me dejaras sola,
deshermanada,
enterada de que no hace falta marearse para notar que el mundo
(este mundo que es tan grande sin vos)
se viene cayendo desde hace rato.



2º Premio Poesía Concurso Literario Rotary Club de City Bell, City Bell, Bs. As. (2014)

domingo, 19 de enero de 2014

SIEMPRE VUELVO


 SIEMPRE VUELVO



Siempre vuelvo. Siempre.

Le abro las puertas a la memoria del cuerpo,
me suelto la boca,
me suelto los olores.
Vuelvo y soy un panal, un barco,
un as de corazones, una fotonovela,
un brillo de labios con sabor a frutilla.
Me pruebo ajuares de agua,
de sal, de saliva;
ajuares transparentes para ser
la más desnuda del recuerdo. 


Siempre vuelvo.
Abro cajones que nadie abre hace años,
cajones donde las arañas plantaron
su bandera de seda.
Encuentro cartas. Flores secas.
Servilletas con corazones dibujados.
Encuentro un crepitar de dedos ávidos.
 (En algún lugar del Universo
un chico me está acariciando;
se llama Esteban
pero no recuerdo el color de sus ojos
porque no me dejó cicatrices).


Siempre vuelvo.
Para sentir,
para desear,
para morderme como quien muerde
una manzana de urgencia
y envenenarme con cuentos de hadas,
zapatitos perdidos,
príncipes que sacrifican mi niñez con un beso,
lobos que me acechan en el ángulo más privado del sueño
(príncipeslobos que me devoran
mientras  yo mujo como un buque vivo,
y reverbero,
y soy  un repulgue de pájaros rematando
en los hervores de enero).


Siempre vuelvo. Siempre.


Siempre.


Para ponerme esos lentes graciosos
que me quedaban tan bien
y poder vestirme de rosa de pies a  cabeza
sin que nadie me llame vieja ridícula.


Arte: "See Right Through You", Crystal Wall Lancaster

martes, 14 de enero de 2014

LOS PROBLEMAS QUE TENGO CON LOS HOMBRES


LOS PROBLEMAS QUE TENGO CON LOS HOMBRES



Los problemas que tengo con los hombres
comenzaron hace muchísimos años
cuando me tropecé con los ojos azules más lindos del mundo
y, obviamente, con el dueño de esos ojos.
La única vez que él me quiso desnudar
me puse a llorar como una Magdalena.
Porque quería, pero no.
Y tenía dieciséis años.
Siempre me arrepentí de esa castidad autoimpuesta.
(Y a partir de ese momento
los hombres y yo
no hicimos más que desconocernos
y desconcertarnos).


Los hombres no me escuchan,
no me entienden,
no me tienen en cuenta cuando eligen el modelo
del auto que van a comprar.
Siempre faltan cuando los necesito
(cuando se corta la luz,
cuando el perro se atraganta con un hueso de pollo,
cuando tengo que abrir un frasco de mermelada)
y siempre sobran cuando sobran
(cuando quiero escribir un poema
o dormir la siesta).


Los hombres casi nunca leen lo que escribo.
Y si lo leen no lo entienden.
Y si lo entienden lo usan en mi contra.
(Tengo derecho a permanecer en silencio, claro,
pero nunca lo hago:
siempre les digo que los amo,
que no los amo,
que quiero que me desnuden, pero no,
pero sí, pero no,
porque todavía hay unos ojos azules que me miran
y un llanto de terror/amor/deseo
mojándome el ruedo de las pestañas).


Los problemas que tengo con los hombres
me han quitado noches de sueño
y me han costado horas de terapia.
Con terapeutas hombres, por supuesto.
(Porque las mujeres no me escuchan,
no me entienden,
no tienen idea de la gravedad de lo que digo
cuando hablo de los terribles problemas
que tengo con los hombres).




Arte: "Hope/Faith", Scott Rohlfs