lunes, 17 de marzo de 2014

SEÑORAS DECENTES


SEÑORAS DECENTES


Parecía tan buena pero mirá,
era mala como la madre,
era puta como la de acá a la vuelta,
era loca como la que le da de comer migas de pan a las palomas
(y las palomas le cagan la vereda,
y eso es un asco,
un asco como la panza de esa pibita
que no debe tener ni diecisiete,
como el tatuaje de ese pibito
que seguro anda en la droga).


Nosotras, por suerte,
no somos malas, ni putas, ni locas.
Los pájaros ni se nos acercan
(nuestras veredas están impecables).
Tampoco se nos acercan los magos
ni las gitanas quiromantes.


Nosotras,  por suerte,
estamos del lado correcto de la vida.
El lado ordenado.
Nuestros nombres no jadean,
no tejen y destejen
poemas de saliva.
Nuestros hombres están bien guardados
bajo siete llaves de hastío.


Nosotras somos justas y equitativas.
Democráticas. Decentes.
Centradas.
Ni poemas, ni magos, ni palomas.
Ni sexo a los diecisiete
(era puta, te dije que era puta).
A lo sumo,
alguna telenovela de una actriz mexicana
demasiado aniñada para tener cuarenta.
A lo sumo,
algún pasquín de cuarta
cuando se suicida un famoso. 


Nosotras somos señoras decentes:
los pies en el barrio
y en el cielo, nada.



Arte: Twan de Vos



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