sábado, 29 de agosto de 2015

SERÁ PORQUE NO SABEMOS CÓMO SE LLAMAN



SERÁ PORQUE NO SABEMOS CÓMO SE LLAMAN



Cecil está muerto.

Cecil era un león.

El más bello de Zimbabwe , dicen.

El mundo se indignó, por supuesto.

¿A quién no lo indigna que asesinen a un león?

Algunos lloramos un poco.

Otros alzaron sus voces pidiendo justicia,

firmaron solicitadas,

armaron una página en su memoria en Wikipedia,

maldijeron a la humanidad.

Denunciaron.



Hay unos niñitos  que también están muertos.

Ahogados.

Seguramente eran, para sus madres, los más bellos de Siria,

de Bangladesh

o de Nigeria.

Seguramente también lo serían para nosotros

si los hubiésemos visto sonriendo

y no empapados de horror,

los vientres hinchados como lunas tristes,

las gargantas atravesadas por arteros huesos de sal

que se quedaron

con la última palabra.

Pero no hay ni indignación, ni llanto,

ni maldiciones, ni solicitadas,

ni denuncias.

Ni siquiera una página en Wikipedia recordando

a la nena del vestido a lunares,

al nene de la remerita roja,

al morochito que todavía usaba pañales.

Será porque no son leones:

son nidos de carencia y esperanza

donde ya empiezan a erigirse los gusanos.




Será porque no sabemos cómo se llaman.






jueves, 27 de agosto de 2015

LA MALDICIÓN DE LAS CONEJITAS DE PLAYBOY


LA MALDICIÓN DE LAS CONEJITAS DE PLAYBOY



Las conejitas de Playboy están malditas.

Ni sus vehementes melenas

ni sus culos redondos como las manzanas de cera

que adornaban la frutera de mi abuela

las salvan de la catástrofe.

Suelen enredar el glamour de sus piernas

en los párpados de vaqueros inútiles

que las aman desnudas y las sueñan en burka,

y las matan porque no pueden

con unas tetas tan dulces.

Se dejan devorar por ese cáncer rosa

al que bautizan amor

y cuando las tripas les duelen hasta el alma

manotean un teléfono,

un frasco de pastillas,

una tijera ardiente para cortar

los ladridos de la noche.

Algunas se estrellan en autos lujosos

a no sé cuántos kilómetros por hora

y las revistas inventan historias de rubias decapitadas

y demonios que no avisan y traicionan.



Otras cumplen cuarenta años.




Arte: "Amanda Callahan", Robyn Twomey



miércoles, 26 de agosto de 2015

SOBRE “3… NÚMERO DIVINO” DE SUSANA RODRIGUES TUEGOLS

SOBRE “3… NÚMERO DIVINO” DE SUSANA RODRIGUES TUEGOLS

Dice Sissi Varga en el prólogo de la novela “3… Número Divino”: “Hay un momento de la vida en que hay que empezar a acomodar los recuerdos”. De cara a ese momento, Susana Rodrigues Tuegols, autora de la novela en cuestión,  se embarca en una enorme tarea estética y emocional que implica, no sólo acomodar sus recuerdos (muy especialmente aquellos relacionados con la pubertad y la adolescencia, tan significativos en el universo femenino), sino, además, convertirlos en una obra que, si bien pertenece al mundo de la ficción, no deja de incluir en sus pasajes más ricos pinceladas autobiográficas. Es Rosa quien nos habla desde las páginas de “3… Número Divino”, quien nos transmite sus inquietudes, sus alegrías, sus decepciones, su percepción sobre el amor y la amistad, pero también es Susana quien lo hace. Autora y personaje comparten una mirada limpia y apasionada del mundo y van diagramando un relato íntimo, emotivo, donde, debajo los típicos conflictos adolescentes, subyacen otros conflictos que van tomando cuerpo a lo largo de la novela y desembocan en un desenlace inesperado que resignifica todos los pasajes de la historia.
Susana Rodrigues Tuegols logra en “3… Número Divino” personajes reales, muchachitas con las que cualquiera de nosotras puede identificarse desde su memoria emotiva y reconstruye prolijamente  pautas, circunstancias, formas de relacionarse entre pares y con los adultos,  posturas frente al despunte del amor y del goce sensual, típicas de los adolescentes de la década del ’60. Para quienes transitaron su pubertad en esos años, la novela significará una conmovedora revisitación a ese momento mágico. Para quienes no, un atractivo muestrario de códigos y costumbres de una época que muchos hubiéramos deseado vivir.
Con música de The Beatles,  Millie Small, Richard Anthony, y atravesada por el espíritu festivo de los años ’60, pero también por sus prejuicios frente a la sexualidad, “3… Número Divino” nos regala la visión de una mujer madura acerca de un momento crucial de la  vida: el momento en el que las puertas de la niñez se cierran y se abren otras puertas detrás de las cuales el amor, la amistad, los sueños y los dolores nos dan la agridulce bienvenida al mundo de los adultos. 


Raquel Graciela Fernández


miércoles, 19 de agosto de 2015

TERRONES AMARGOS


TERRONES AMARGOS


Debajo de la palma de mi mano

la intemperie aúlla

su itinerario de  fresas ácidas.

Un eclipse de pupilas,

una luna que se rompe en la garganta,

el pelo sucio de muerte.

El frío que viene.

El frío.



Él hace un pozo  cerca del macizo de calas

(van a dolerle todos los huesos esta noche

y los huesos serán su excusa para desvelarse

por el animal muerto).

Yo deshago terrones amargos

y lloro sin levantar la voz.



Sangra de corazón el jardín,

cada vez más triste.





 Arte: "Galgo", Iván Correa


domingo, 16 de agosto de 2015

SOBRE “VENÉREA” DE VLADIMIR JANTUS CASTELLI

SOBRE “VENÉREA” DE VLADIMIR JANTUS CASTELLI

Alejandra Pizarnik, la talentosa poeta argentina, consideraba que el poeta era el gran terapeuta. Para ella, escribir un poema implicaba reparar la herida fundamental común a todos los hombres, exorcizar, conjurar. Convocar lo mágico para evitar que el dolor sucediera.  “Venérea”, poemario de Vladimir Jantus Castellli de sugestiva belleza, cumple holgadamente con las premisas enunciadas por Alejandra. Adentrándose en una búsqueda lírica trascendente y   valiéndose de exquisitas imágenes, que dan cuenta de la palabra trabajada con esmero de orfebre,  Vladimir ayuda a reparar la llaga colectiva; restaña nuestras  heridas restañando las suyas.
En un panorama poético en el cual las palabras están, muchas veces, vacías de sentido, y se amontonan desordenadamente en un remedo de poema, “Venérea” se destaca por su claridad y coherencia: cada composición del libro es un Universo en sí mismo, fácil de aprender y aprehender, fácil de amar. Vladimir nos ofrece, en cada uno de sus trabajos, aquello que reclama para sí: dame las uvas/ las ropas/las burbujas/ dame el vino de las fiesta/el que beben los mendigos/ los espejos/ las ciudades/dame viajes/ travesías/músicas/orgías (…) dame las voces de los pájaros/la lengua de los animales/lo indescifrable”. Su generosidad poética es conmovedora.
Haciendo gala de un claro manejo del lenguaje, de una sensualidad madura, de una intensidad poco común y de una ternura que sorprende,  Vladimir Jantus Castellli logra un poemario inolvidable. Emprender la lectura de “Venérea” es una experiencia que deja huella. Es, tal como lo diría el poeta, “la suave sensación de estallar en partículas”.


Raquel Graciela Fernández


jueves, 13 de agosto de 2015

PRESENTACIÓN DE "VENÉREA" DE VLADIMIR JANTUS CASTELLI



PRESENTACIÓN DE "VENÉREA" DE VLADIMIR JANTUS CASTELLI

Panel de presentadores

ALICIA DIGON,  poeta y novelista, directora de la revista GUKA

ALEJANDRA VARELA, dramaturga, escritora y periodista de Página 12 y Revista Ñ

15 de agosto a las 17 hs. - Biblioteca Nacional (Agüero 2502, Buenos Aires) 
Sala Augusto Cortázar

viernes, 7 de agosto de 2015

ARAÑAS VERDES


ARAÑAS VERDES


La Muerte siempre estuvo ahí.

Siempre.

Fue una vecina más cuchicheando en las esquinas del barrio

cuando el pibe de los ojos increíbles se ahogó en la tosquera

(el pibe tenía catorce años y vos apenas siete,

pero te gustaban esos ojos calientes como arañas verdes).

Él no te había mirado nunca

(cómo te iba a mirar,

tan chiquita,

con esas patitas flacas y el pelo demasiado corto,

y el álbum de figuritas con brillantina al que le faltaba la más difícil

siempre debajo del brazo),

pero pasaron cuarenta años

y cada vez que un pibe se va así,

engullido por ese sacrificio urbano

que convenimos en llamar accidente,

soñás con arañas verdes.

Arañas que trepan por tu cuerpo nuevamente niño,

se enredan en tu pelito corto

y  hacen agua en tu mirada para llover su dolor toda la noche.

Para llover toda la noche los recuerdos

que no serán nunca

y la impotencia de saber que Ella siempre estuvo ahí,

que siempre va a estar ahí,

cuchicheando con las vecinas,

mientras alguna madre descuelga de su útero

una guirnalda de mariposas rotas.




Arte: "Bride of the lake"Stephen Mackey

Poema publicado en la revista "LAK-BERNA" Nº 9


martes, 4 de agosto de 2015

EL RONDADO


EL RONDADO



Estaba escondido

en las habitaciones del verano.

En el ojo locuaz

de la gaviota.

En el olor estricto de los pinos.



Me tomó la mano,

apartó el cabello de mi frente

y me dijo dos o tres palabras

que no olvidé nunca.

Después instaló su manera

en la mañana,

me atropelló la boca con un beso

rezumado de arena.



Cuando se fue

cosí mi velo de viuda

con plumas de golondrinas rotas.

La vida es un animal escaso.



Yo nunca supe que la muerte lo rondaba.



Mientras no lo tocó,

fuimos el mundo.




Arte: Duy Huynh

1º Premio 16º Certamen Nacional e Internacional de Poesía “Antonio Nelson Romera”, EDEA, Avellaneda, Bs. As. (2014)


sábado, 1 de agosto de 2015

FIN DE ETAPA


FIN DE ETAPA

“…y también perdida la muchacha, a los cuarenta ya es solamente una manera de llorar dentro de una palabra.”
Julio Cortázar



La primera vez que me desnudé frente al espejo

tenía doce años.

Mis pechos levitaban

y mi ombligo era

una flor levemente rosada

que marcaba el camino hacia constelaciones de saliva,

nidos de vértigo,

quemaduras ciegas

como cachorros recién nacidos.



La primera vez que busqué la palabra mujer en el diccionario

tenía doce años.

Y ahí estaba yo,

desnuda frente al espejo,

germinada,

deletreando la vida con los muslos.

El agua devenida en vino

me erigía

en rehén del milagro.



Hoy el vino es agua nuevamente

y me acordonan

los fantasmas del viento.

Me reconozco como un árbol sin hojas:

el memorándum perfecto del otoño.

Y pregunto lo mismo

que preguntó mi madre,

que preguntó la madre de mi madre,

que preguntaron todas

(reinas, mendigas, Julietas que no tuvieron la delicadeza de morirse):

¿Cómo asumir esta diáspora sombría

de golondrinas rojas?

¿Cómo aceptar abril y sus misterios,

su silencio de peces que abandonan

el río absoluto de mis piernas?



La última vez que me desnudé frente al espejo

tenía cuarenta y seis años.

Me sentí un mar ausente,

la piel susurrada por caracoles lejanos.

Supe que me tocaba

armar mi rompecabezas sin la sangre.

Y sonreír, sonreír, sonreír.

Como si no hubiera perdido todavía

la esperanza de reencontrarme con la primavera.





Arte: "Amor", Christian Schloe

1º Premio Poesía en el "Concurso Literario 2014" del Círculo Médico de Quilmes, Quilmes, Bs. As. (2014)

Poema publicado en el e-book Raquel Fernández - Selección de Poemas , Biblioteca de las Grandes Naciones