jueves, 22 de octubre de 2015

HABLEMOS DE LA VIOLACIÓN


HABLEMOS DE LA VIOLACIÓN

A So Sonia



Hablemos de la violación

me dice una pibita irreverente.

Y yo que no soy tan pibita ni tan irreverente

miro para otro lado,

acomodo y desacomodo latas de tomate,

acomodo y desacomodo libros de poesía que no le vendí a nadie,

acomodo  náuseas, pelos pegoteados,

acomodo miedo.

Tarareo “Mejor no hablar de sientas cosas”.

Tarareo “Fuera de mi vida”.

Pero la pibita insiste.



Bueno, dale, hablemos.

¿Qué querés que te cuente?

Te puedo contar que yo tenía diecisiete años,

una minifalda roja,

una remera con un dibujo del Pato Donald,

un noviecito del secundario quequeríayyono,

quenoqueríayyosí.

Que estábamos convenciéndonos y desconvenciéndonos

en un lugar más o menos lindo,

más o menos apartado,

más o menos verde.

Que apareció un tipo que dijo ser policía y nos asustó

(los chicos decentes no se besan así,

las chicas decentes no tienen ese culo y esa minifalda roja;

del Pato Donald ni se enteró).

Que obligó al pibe a tomarse un colectivo

y a mí me puso un revólver en la sien

y  a tumbarme boca arriba en un yuyal cercano.

Me quedé paralizada, sabés.

Nunca había tenido un revólver en la sien.

Nunca había visto un revólver.

No tenía que gritar pero grité.

Algo me rompió el cuerpo.

Algo inmundo me rompió el cuerpo.

Todavía tiemblo cuando recuerdo ese dolor absoluto

que me atravesó la vagina, el útero, el estómago,

el corazón, la cabeza.

Todavía corro al baño a vomitar cuando recuerdo a ese monstruo

al que nadie invitó

comiendo del banquete de mi cuerpo.



Hablemos.

¿Qué querés que te cuente?

Que casi nadie me creyó

(¿cómo no estás golpeada, reventada, agonizando,

cómo tenés el descaro de seguir teniendo ese culo,

esas piernas, esos diecisiete años?).

Que me llevaron a denunciar al tipo

a la misma comisaría donde supuestamente trabajaba

y me escapé llorando porque todos,

todos,

eran iguales a él,

depredadores que me miraban las tetas,

depredadores azules.

Que me pregunté mil veces si la pollera era demasiado corta,

si besarse así en público era cosa  de chicos decentes,

si tendría que haberme dejado matar

porque una minifalda roja muerta,

un culo muerto,

unos diecisiete años muertos

hubieran sido una prueba irrefutable de  que sí,

de que me habían violado.

Que costó el amor cuando llegó.

Que nunca me atreví a contárselo a mi hijo.

Que el suicidio con el que fantaseé a los cuarenta

tenía los ojos de  papá,

las manos del novio que me arrebató a los veintidós  un estúpido accidente

y esa remera azul con un dibujo del Pato Donald.



Hablemos de la violación.

No sé si era esto lo que esperabas que te dijera.

No importa.

Al final pude hacer a  un lado las latas de tomate,

los libros de poesía,

las náuseas, el miedo,

y hablar.

Yo, que me sentaba quietecita en el aula

a escuchar como la maestra repetía ese  mantra funesto,

el silencio es salud, el silencio es salud.

Yo, que escribo poemas elípticos usando la palabrita rape,

porque suena más suave,

suena a Nirvana,

y por ahí el que la lee no sabe inglés y ni se entera.

Yo, que todavía no puedo dejar de avergonzarme

cuando pienso que me pasó eso.

Hace treinta años.

Ayer.



Apenas ayer.






36 comentarios:

  1. Extraordinario. Triste, terriblemente triste pero imprescindible. Va mi abrazo con enorme admiración

    ResponderBorrar
  2. Te admiro mucho RAQUEL!!
    ÉXITOS Y MÁS ÉXITOS VIENÉN A TU VIDA!!!!
    ABRAZO DE LUZ. Viviana

    ResponderBorrar
  3. Conseguiste hacer poesía del asco y del dolor, o insuflarle poesia al asco y al dolor, volverlos mensaje, mensaje-flecha, mensaje-espada. Pero claro, la cicatriz está y de vez en cuando supura... Lo grande, lo admirable, lo digno de reverencia es que no huyas para adentro sino que hayas hecho del don de la palabra, de la palabra poética, una ofrenda para todas las agraviadas, interrumpidas o no. Un abrazo apretado con todo mi cariño.

    ResponderBorrar
  4. Te abrazo con el corazón y la palabra, Raquel querida! Inés.

    ResponderBorrar
  5. Es muy duro. Los hombres no nos podemos imaginar la totalidad del hecho. Apenas un atisbo, y aun así, siendo un atisbo, es lo mas cruel que he escuchado. Esto y las torturas a las presas y presos en la dictadura. Pero es un atisbo, apenas. Los que no lo vivimos, no lo sabremos entera y totalmente. Perdón por eso. Soy Juan Colombo. cipriani es mi apellido materno.

    ResponderBorrar
  6. Sólo te puedo decir, GRACIAS Y TE QUIERO!!!

    ResponderBorrar
  7. No tengo palabras Raquel. Las usaste todas, no hacen falta más. Solo un gran abrazo.

    ResponderBorrar
  8. Ya lo había leído. Y otra vez se me hace carne tu relato-poema. Tu liberación es la palabra, siempre. Te quiero!

    ResponderBorrar
  9. Siempre me emociona lo que escribís pq no leo palabras, leo imágenes. Te admiro y te abrazo aúnq no te conozca.

    ResponderBorrar
  10. Siempre me emociono Cdo te leo pq no escribís con palabras, escribís con imágenes. Esta imagen del asco, es tb la imagen de la valentía. Te abrazo aúnq no te conozca.

    ResponderBorrar
  11. Querida raquel, siempre estremeciendonos el alma, ahora el corazon... gracias por dar tanto de vos sos una mujer admirable!empoderada! Buena persona ♥ gracias por tu valentia

    ResponderBorrar
  12. Raquel no tengo palabras para decirte. Que valiente sos y que bueno que gracias a la piedia pudiste alivuartu dolor.

    Excelente narración . beso grandote

    ResponderBorrar
  13. POEMA QUE PULVERIZA CUALQUIER PIEDRA CON LA FUERZA DE LA PALABRA ENARDECIDA.

    ResponderBorrar
  14. Este poema es impresionante como todo lo que escribís pero acá estás vos a flor de piel, pudiendo expresar todo eso que te paso. Te admiro mucho cómo poeta y como mujer. Te abrazo fuerte. La realidad muchas veces duele pero a veces la palabra alivia, sana un poco. Te quiero mucho.

    ResponderBorrar
  15. Sos una gran mujer Ra, una gran poeta capaz de poner en poesía un acto tan doloroso y aberrante.Cicatrices que a veces vuelven a doler para que no olvidemos. Te abrazo muy fuerte amiga.

    ResponderBorrar
  16. Es lo más cercano a saber lo que se siente, tu poema nos deja ante la verdad más terrible, y nos concientiza. Te admiro y agradezco Raquel!

    ResponderBorrar