lunes, 2 de mayo de 2016

"PRETTY IN PINK" - PRÓLOGOS

PRETTY IN PINK

Prólogo

La infancia es un territorio de contornos indefinidos. De contornos, no de colores. Raquel Fernández, mi hermana, me/nos nos/me lleva a los contornos indefinidos de la infancia teñida de colores múltiples pero, como si fuera la suma de todos los colores, uno solo prevalece: el rosa. Y ¡ay! no fue rosa nuestra infancia. Entonces entre la indefinición, los contornos y las contradicciones, aparece una mujer que fue nena, que fue adolescente, que es mujer, que amó y que ama, que sufrió y que sufre, que se desnuda para que nosotros, sus lectores, fraternales como es mi caso o no, podamos descubrir la maravilla de las letras de Raquel que sí tienen contornos definidos.

Yo, que nací grande, que no tuve infancia, no pude evitar hamacarme en cada verso para volver a esos años en los que, a pesar de ser apenas mayor, ella tenía que ser como yo y yo tenía que ser como alguna ilusión cultural, ancestral, atávica.

El rosa no es definitivamente mi color preferido. Y hay tantas infancias como niños y niñas hay. Pero no sé si hay tantas infancias como colores hay. Pintar de rosa sus primeros años habla de una mujer que pudo trascender el dolor sin sacudir el pelito y salir pa’lante, sino metiéndose y hurgando para renacer reconstruida en cada uno de los versos de sus poemas.

Raquel es mi hermana menor. 
La quiero. 
Y es buena. Es mejor.

Profesora Cristina Fernández


PRETTY IN PINK

Prólogo

Pretty in Pink es un poemario donde su autora nos concede introducirnos en la intimidad sin camisón de sus orfandades, de la codicia y el frío. Del dolor que rompe e irrumpe drásticamente en su infancia, para marcar el rumbo de su destino quedando a las malas de un dios en el que no cree y quiere creer y se pregunta (desde la distancia con que ve el egoísmo de su abuelo paterno), para qué una tele color si el hambre y los dibujitos animados  eran monocromáticos.

Raquel persiste en recurrir (lo necesita), a los pájaros y mariposas porque sus alas son el vehículo para soltar sus fantasmas  con sorprendentes metáforas envenenadas de belleza, ironía y mordacidad. Sus poemas ríen con profundo sarcasmo su risa más dolorosa con finales abruptos, inesperados y eficaces.

La utilización de personajes de películas, actores, cuentos infantiles, novelas, son recursos que le permiten desde el lugar de tercera persona, expresar sus frustraciones, su bronca, su soledad de sal sobre la piel ardiendo y, desde ese mismo lugar cae, se rompe, viste de rosa, se recicla. Renace.

Este libro de Raquel,  confesional y perturbador provoca, desde la causticidad, la sonrisa oportuna que otorga tiempo  para inspirar profundo y sacarnos del ahogo extraordinario, con una traqueotomía a pico de pájaro o aguijones de estrellas de algodón.

Una obra para sentarse a la falda de sus poemas sabiendo que, si de Raquel Fernández se trata, difícilmente puedas levantarte sin acariciar los bordes de tus propias, sangrantes, cicatrices.

Mónica Angelino
Poeta, Gral. Rodríguez



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